domingo, 3 de febrero de 2013

Feliz Domingo:
 Hoy es un día perfecto para pasar un ratito conmigo, sin obligaciones ni deberías, ésta mañana me la dedico a mi , a estar conmigo conociéndome y sabiéndo de mi, "quien se conoce a si mismo conoce a su señor". Relajate, Medita, y sabrás mucho de ti, yo lo hago todas las mañanas, y en cada una descubro un poquito más esa personita que soy.
 Alos que estáis ahi gracisa y gracias, besos Luisa

3 comentarios:

  1. Hola a todos.Me llamo Alicia.
    Es un aliciente enorme empezar los días leyendo algo de lo que escribes en este blog, Mª Luisa.
    Gracias, muchas gracias.
    Hace unos años llegó a mis manos un texto que me sirvió de mucha ayuda en bastantes ocasiones y por eso quiero compartirlo aquí.
    Puede que su contenido os parezca muy simple pero, creedme que, cuando uno está totalmente "ido" en sus "paranoyas", es importante leerlo muy despacio y a conciencia para caer por fin en la cuenta de que son sólo eso, "paranoyas", que "LA MENTE MIENTE" y no nos va a suceder absolutamente nada de nada.

    Bueno, pues aquí va:


    CONFIAR



    Todo pasa en este mundo en que los males imaginados son siempre mayores en nuestra mente que en la realidad y que los temores de locura, congestión, muerte súbita, etc., que experimentan muchos nerviosos, nunca se realizan, como lo confirma la experiencia y lo atestiguan los doctores.

    Hay que confiar en la propia salud y no inquietarse por ligeros síntomas de malestar. Tan complicado es nuestro organismo, tan expuesto a contrarias influencias, que es imposible que funcione un solo día sin un roce en sus innumerables ruedas. Al mismo tiempo, está tan admirablemente construido que él mismo se cura de la mayoría de sus desarreglos, con tal de que no se lo impidamos. Es preciso decir: “Esto no es nada, pronto pasará”. No olvidemos que nuestra atención inquieta, por poco que se fije en una sensación o síntoma, los aumenta y exagera; al revés, cuando la apartamos de allí, el mal disminuye y a menudo se desvanece.

    Jamás el temor o el desaliento impidieron la llegada a los males que amenazaban. Lo que hace, cuando es exagerado, es disipar y agotar las fuerzas y el necesario valor para salir a su encuentro y resistirles. Si han de sobrevenir, que no comiencen a atormentarnos por el pensamiento antes de tiempo, pues, como dice el refrán, “Vale más un fin horroroso que un horror sin fin”.

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  2. Bonito documento Alicia, gracias. Pablo

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  3. Me encanta este blog, es mi rincón preferido, donde me siento comprendida y acompañada en mis malos y buenos momentos. Gracias María Luisa. Ana.

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